Los hechos ocurrieron la noche del 16 de abril en donde mientras la familia Robles regresaba a su hogar se encontraron con lo que parecía ser una broma de mal gusto.
Entre otros daños destruyeron el buzón y ocasionaron daños al rededor de su propiedad.
Según el Sr. Robles un grupo de personas lograron acceder al exterior de su propiedad en un sector con acceso limitado donde se requiere un código para entrar. Los vándalos eran conocidos de su hijo menor de catorce años de la escuela quienes fueron acompañados por adultos.
Al indagar la situación la familia descubrió que este acto era la gota que derramaba el vaso pues su hijo tenía años de ser víctima de odio racial en uno de los planteles de mayor prestigio en Little Rock.
Con ofensas como «No merecen vivir aquí» «Los brinca muro» y «Nadadores cruzando el río» fueron algunas de las ofensas que el hijo vivo en el plantel… después de este incidente su hijo ya no quiso regresar a la escuela.
Ante la situación nos comunicamos con el plantel Little Rock Christian Academy en la calle Cantrell Road en Little Rock y esto fue lo que nos comentaron.
«Esperamos que nuestros estudiantes traten a todos con dignidad y respeto. Si se determina que un estudiante infringe este principio rector, se le aplicará la disciplina correspondiente. Discutir cualquier situación específica sería inapropiado.»
Gary Arnold, Presidente de Little Rock Christian Academy
El objetivo de la familia Robles es denunciar estos actos reprobables y concientizar a otros de esta problemática que va en aumento en donde la comunidad latina sigue siendo afectada.
Las razas y los efectos perjudiciales del racismo son temas de conversación frecuentes en algunas familias. Pero hay padres que hablan sobre el racismo y la discriminación racial con sus hijos muy raramente o nunca.
Lo malo es que, cuando los padres no hablan sobre este tema, los hijos pueden recibir el mensaje de que el racismo no está mal o que se trata de un problema de otras personas. Para ayudar a poner fin al racismo, todos tenemos que adoptar un papel activo para erradicarlo, independientemente de quiénes seamos.
